En Venezuela se sembró una revolución que germinó y creció. Hoy se libra una batalla entre la revolución y la contra revolución, por la cosecha. Declaración tras declaración, la nueva mayoría parlamentaria opositora desvela su verdadero rostro, muy diferente al que logró convencer a su electorado. Parte del mundo está atento a esta batalla porque en realidad se trata de la confrontación entre el capitalismo y una nueva propuesta de socialismo que pretende un nuevo mundo posible, más justo y más humano. Es poco probable que una “patente de corso” bautizada “ley de amnistía” pueda desviar el curso de la historia.
La historia de Venezuela cuenta que su Libertador del yugo colonial español, Simón Bolívar, muere en Colombia, desterrado y rechazado por la clase pudiente caraqueña de entonces, los “mantuanos”, mas interesados por los privilegios recibidos de la realeza española que por la independencia de su nación. La misma historia reporta que es su desilusión, uno de los últimos pensamientos expresado por Simón Bolívar fue “he arado en el mar”.
Hoy, dos siglos después, la historia demuestra lo contrario. Puede ser que Simón Bolívar haya arado en el mar, pero las olas del Mar Caribe devolvieron a sus riberas unas semillas revolucionarias, recogidas por Hugo Chávez para impulsar una nueva revolución, que no por casualidad bautizó Revolución Bolivariana.
Desde su rebelión militar como Teniente Coronel en 1992 hasta su muerte en 2013 cuando ejercía su mandato presidencial, durante dos décadas, Hugo Chávez impulsó sin cesar su propuesta de un nuevo mundo posible, principalmente para un pueblo víctima entonces del analfabetismo, la pobreza extrema y su cortejo de carencias de toda índole. En estas dos décadas, no hace falta esgrimir complejos análisis y porcentajes para afirmar lo que a pleno sol muestran las evidencias: el pueblo venezolano logró un gigantesco paso adelante y sin precedentes en salud, educación, alimentación y vivienda.
Por esto, otros pueblos víctimas de las implacables sentencias e imposiciones del mundo capitalista, han expresado que “Hugo Chávez con la revolución bolivariana ha sembrado la esperanza de un nuevo mundo posible”.
En diciembre 2015, la oposición venezolana logró la mayoría parlamentaria en la Asamblea Nacional, y ya se puede observar a diario las escaramuzas que intenta el sistema capitalista para derrotar la revolución. Es una batalla esencial, no sólo para los venezolanos, porque de ella podremos saber si el modelo capitalista es el que puede definitivamente dominar el mundo o si los pueblos pueden aún soñar y pretender un otro mundo posible.
Pero aparecen actualmente algunas situaciones dignas de atención ya que revelan que el simple hecho de ganar la mayoría de la Asamblea Nacional, no significa para la oposición que ganó la batalla. En el mismo pueblo venezolano empiezan a aparecer las dudas, cuando no los remordimientos, o algunos sentimientos expresados de haber sido engañado.
Nos limitaremos, como ejemplos, a situaciones puntuales.
La estrategia opositora, durante todo el año 2015, para crear el descontento del pueblo hacia su gobierno y por ende su revolución fue de mantener una situación de desabastecimiento de los rubros alimenticios básicos. Esta situación inducida genero gigantescas colas de los ciudadanos desesperados para adquirir los productos que necesitan. Esto se reflejó en una fuerte abstención del electorado revolucionario y no como se podría pensar a primera vista un significativo avance de la oposición.
Durante su campaña electoral numerosos opositores utilizaron para convencer al electorado el lema de “haga la última cola para votar”, sobrentiéndase naturalmente “si ganamos reaparecerán los productos”. Hoy, a tres meses de la victoria parlamentaria de la oposición, los productos siguen escaseando. Interrogado sobre esta situación, el diputado opositor Carlos Berrizbeitia no vaciló en declarar que “se trataba de una cuña publicitaria, un eslogan electoral”. Frente a tan cínica explicación es probable que algunos de sus electores se sientan engañados y que los tomaron por tontos útiles.
La realidad, como lo declaró el nuevo presidente opositor de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup, es que el verdadero objetivo es de derrocar al Presidente de la República, Nicolás Maduro y para esto la oposición necesita mantener el pueblo en estado de zozobra y descontento.
Hay signos que no engañan. Ahora, hay colas para lograr comprar hasta el pan, una necesidad diaria por excelencia. Cuando la nobleza francesa quiso derrotar la revolución francesa, una de sus estrategias fue precisamente crear descontó en el pueblo francés privándolo de su pan cotidiano. Para esto, los nobles dueños de los castillos y grandes propiedades no dudaron en dar la orden de quemar todos los campos de trigo de Francia. Esto es lo que relatan todos los libros escolares de la Historia de Francia, los mismos libros que relatan también como concluyo este enfrentamiento entre pueblo y nobleza.
Hoy a la oposición venezolana no le conviene que el pueblo siga beneficiándose de los sistemas de abastecimiento en alimentación implantados e impulsados por Hugo Chávez.
Otro ejemplo significativo de esta batalla para cosechar los logros de la revolución bolivariana es que cuando Hugo Chávez inició su primer mandato se enfrentó a un enorme déficit habitacional del pueblo. Por Constitución, consagro el derecho de toda familia a disponer de una vivienda digna e impulsó un gigantesco programa de construcción de viviendas destinadas al pueblo.
Para 2016, más de un millón de viviendas han sido entregadas al pueblo. A un promedio de cinco personas por familia, son unos cinco millones los beneficiarios y en un país de una población de unos treinta millones, es un porcentaje nada despreciable.
Este programa tiene por nombre GMVV Gran Misión Vivienda Venezuela. Ahora los nuevos parlamentarios de la oposición pretenden, por ley, cosechar este logro de la revolución con un nuevo estilo de engaño que consiste en ofrecer a los beneficiarios de las viviendas un titulo de propiedad que de paso fue oficializado hace años por el mismo Hugo Chávez. El engaño en este caso es que a través de títulos de propiedad pretenden incorporar estas viviendas al mercado capitalista con las reglas que todos conocemos y con resultados patéticos como en España donde quien no paga es expropiado o en EEUU donde se expropia al moroso y se arrasa su vivienda para evitar que se desplome el mercado inmobiliario.
Es probable que los inocentes que cayeron en la trampa de “la última cola” esta vez tengan menos confianza en este nuevo señuelo, más que todo si escucharon a Henry Ramos Allup contestar a la pregunta de lo que pasaría en caso que alguna persona no pudiera cancelar las cuotas de su vivienda. Respuesta simple y clara “Pues se le quita la vivienda y se otorga a otra persona que si la pueda pagar”.
La batalla apenas comenzó. Seguirán las escaramuzas y leyes tentativas.
Por el momento, veremos si delincuentes y prófugos de la justicia lograrán andar impunemente por las calles, como lo pretende la oposición con otra ley sorprendente.
Ley de Amnistía o Patente de Corso
Los grandes medios presentan al mundo lo que los diputados de oposición han bautizado Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional, pero estos medios omiten señalar, como buena parte del pueblo venezolano la rebautizó, por ejemplo, como Ley de Impunidad o Ley de Amnesia Criminal.
Estos medios se limitan a focalizar la pugna por esta ley entre sus diputados promotores y los familiares de las víctimas de hechos violentos, decenas de muertos y centenas de lesionados. En realidad, con su mayoría opositora, la nueva Asamblea Nacional pretende una ley de amnistía a beneficio de presos por delitos comunes o prófugos de la justicia. Por supuesto, se presentan políticos presos como presos políticos, entre ellos Leopoldo López, condenado por haber instigado actos de violencia con saldo de numerosas víctimas, cuya esposa Lilian Tintori recorre el mundo en busca de declaraciones en contra del gobierno y la justicia venezolana, como de hecho lo logró de forma inaudita con el primer ministro francés Manuel Valls. Para el ciudadano venezolano del pueblo, dar su voto a parlamentarios de oposición o permitirle ganar las elecciones gracias a su abstención es una cosa muy diferente a dar su voto por la libertad de los responsables de los asesinatos de sus compatriotas. En este sentido, las manifestaciones de calle y declaraciones públicas no se hicieron esperar.
Se publican con frecuencia, a la atención de Lilian Tintori, las fotografías y perfiles de las victimas de las “guarimbas” (barricadas de calles acompañadas de actos violentos y criminales) impulsadas por su esposo. Por cierto, un modo de difusión muy similar a la campaña del periódico parisino “Le Monde” en memoria a las victimas de los recientes dramáticos atentados en Paris.
En los próximos meses será interesante observar si el capitalismo en Venezuela logra como lo pretende, la impunidad de condenados o si se impondrá la Justicia.
En realidad, esta ley que hace las primeras planas, no es más que la punta visible de un iceberg, concebido en laboratorios de grandes potencias, que además de las estrategias también suministran los recursos económicos para que la oposición venezolana logre sus objetivos y a futuro sirva sus intereses. Tales como globos de ensayos, aparecieron otras leyes y vendrán más. Todas y cada una más agresiva que la otra, algunas al límite del burlesco.
Los diputados opositores presentan abiertamente sus campañas en contra del presidente Nicolás Maduro, sus intenciones de sacarlo del poder por todos los medios posibles que fluctúan según los días y quienes declaran. Va desde la solicitud de renuncia, al referendo revocatorio pasando por la inhabilitación o cualquier otro método menos que democrático.
Lo que desean, y expresan públicamente, estos supuestos diputados democráticos es su objetivo en tomar el poder. Para esto, los ataques son primero contra al Presidente, pero detrás de bastidores se preparan con el Vicepresidente, los ministros, todos los poderes establecidos, la misma constitución e inclusive contra el mismo pueblo en caso que se resista. Porque del pueblo lo único que les interesa son los votos, pero no sus necesidades elementales en salud, alimentación, educación y vivienda.
Quizás en su euforia de victoria electoral en las parlamentarias, no analizaron que esta victoria la deben principalmente al abstencionismo de parte de la población electoral de los revolucionarios, que no forzosamente seguirán respaldando cualquier aventura.
Esta ley, compuesta de numerosos artículos, parece preverlo todo. Amnistía de actos delictivos no solamente cometidos en el pasado sino actos delictivos del presente y del futuro. Analizar leyes es asunto de juristas y abogados pero para el simple de los mortales es solo asunto de sentido común.
Llama la atención que esta ley se asimila a un auto perdón por actos cometidos, es hasta una confesión de hechos delictivos, y a pesar de ser ley de amnistía no presenta ningún tipo de remordimiento e ignora totalmente a las víctimas. A los familiares de las víctimas, la antes citada esposa de Leopoldo López les mandó públicamente un mensaje en, más o menos, los términos de quedarse tranquilas, de dejarse de sentimientos llenos de odio y de rabia, y que son pagados para gritar.
De aplicarse esta ley, el pueblo venezolano asistiría a situaciones difíciles de concebir. Por ejemplo, gozando de libertad en sus calles responsables de asesinatos, prófugos de la ley por corrupción o estafadores que en el extranjero se autodenominan exilados políticos, incluyendo banqueros que con sus bancos en quiebra huyeron del país con las millonarias sumas de rescate, destinadas por el entonces presidente Chávez a los ahorristas.
También podrían aparecer desde las cárceles asesinos, estafadores y corruptos pidiendo amnistía y libertad por atribuir sus hechos a loables intenciones políticas anti revolucionarias.
Al mismo tiempo de esta propuesta de ley que pretende vulnerar los más básicos principios de valores, aparecen ahora casos algo alarmante. De buenas fuentes, se puede citar por ejemplo, el recién caso de adolescentes detonando bombas lacrimógenas en su liceo y en un colegio, adolecentes lanzando bombas molotov. Para este último caso la información es que estos adolescentes habían sido contratados y entrenados para las desgraciadamente famosas “guarimbas” de la Plaza Altamira.
Contra la revolución, ataque brutal, despiadado y descarado
Vivir en Caracas, permite darse cuenta de los métodos que utiliza y seguirá utilizando la oposición para intentar hacerse del poder. Recientemente, varios sectores de Caracas se encontraron sin energía eléctrica. Motivos: saboteos comprobados, varias veces encontrados los mismos saboteadores electrocutados. Pero la Ley de Amnistía también contempla la figura del saboteo eléctrico. ¡Sorprendente!
Locuras parlamentarias y sensatez de una voz silenciada
Los grandes medios internacionales proyectan, las leyes parlamentarias sensacionalistas y los actos de violencia que permiten titulares que favorecen las ventas.
Pero cuando se expresa sobre estos temas una voz autorizada, o no logran informarse por sus fuentes, o prefieren silenciar la voz sensata.
En Venezuela hay una de estas voces sensatas, que por supuesto, no merece sus primeras planas, porque es un especialista que contradice sus grandes titulares. El lector se sorprenderá que no nos referimos a un revolucionario chavista, con franela y boina roja, vociferando contra la Ley de Amnistía u otros proyectos de la oposición.
Nos referimos a un abogado constitucionalista que se expresa de forma pausada en términos jurídicos y siempre se presenta vestido de un traje obscuro y siempre estricta corbata. Además, este constituyente debe su renombre inicial en el pueblo venezolano por ser un firme opositor a la revolución bolivariana.
Su nombre que ignoran los grandes medios internacionales es conocido por todos los venezolanos. Este abogado constitucionalista se llama Hermann Escarrá. Tenía un hermano, Carlos Escarrá, que por lo contrario era un firme revolucionario, fiel al presidente Chávez y fungía como Procurador General de la República.
A partir de 2012, Hermann Escarrá, con la misma sobriedad que lo caracteriza, elevó su voz en defensa de la revolución, probablemente muy afectado por las expresiones de alegría y faltas de respeto de una oposición celebrando la muerte de su hermano, a quien lo unía una profundad hermandad a pesar de sus divergencias políticas. Refiriéndose a la muerte de su hermano chavista la oposición llego a declarar “Uno menos”.
Es entonces muy interesante escuchar con atención las opiniones de este constitucionalista frente a los acontecimientos actuales que se desarrollan en Venezuela.
Por ejemplo, declaró que “No es suficiente tener la mayoría en la Asamblea Nacional sino que deben seguirse los procedimientos que prevé la Carta Magna para guiar las actuaciones”.
Cuando la oposición, para obtener la mayoría absoluta, pretendió imponer tres diputados suspendidos por el Consejo Nacional Electoral por ilícitos electorales, el abogado Escarrá aseguró que “El Tribunal Supremo de Justicia está en su pleno derecho de decretar nulo los actos de la Asamblea Nacional por no acatar la decisión dictada por el ente judicial”. De hecho, la oposición tuvo que abstenerse de su intención de desacatar las leyes.
Sobre la Ley de Amnistía, el abogado constitucionalista opinó que “Puede ser impugnada ante el Tribunal Supremo de Justicia, consideró esta ley como absolutamente inconstitucional, y que, por violación flagrante de los derechos humanos, no puede ser aceptada por ningún organismo internacional”.
Un golpe de Estado
Por lo visto, y de hecho no lo esconde, la oposición difícilmente se podrá alzar al poder por una vía democrática, y el único camino que le queda es el golpismo, que incluye sus actuales presiones psicológicas diarias para intentar lograr la renuncia del presidente Maduro. Esta alternativa utópica debe olvidarla la oposición. Primero, porque Nicolás Maduro es un luchador de vieja data, de estos que nunca renuncian.
Segundo, porque a pesar de los últimos resultados electorales, cuenta con el respaldo de muchos revolucionarios bolivarianos fieles a la memoria y legado de Hugo Chávez, y que las demostraciones que dan los parlamentarios opositores, quizás dan a reflexionar a estos abstencionistas a los cuales deben sus sillas en la Asamblea Nacional.
Por fin, porque Nicolás Maduro es lo que en Venezuela se denomina un “Hijo de Chávez”, que como todos los revolucionarios que se respetan, han tenido en Chávez un ejemplo y maestro en resistencia, tenacidad, paciencia y estrategia para lograr los objetivos.
La hoja de ruta de Chávez es más que ejemplarizante :
. En diciembre 1982 fundó el Movimiento Bolivariano Revolucionario, para en febrero 1992 intentar su rebelión militar. Preparación y paciencia de casi una década.
. A partir de febrero 1992 pasó dos años en la cárcel y liberado en marzo 1994, emprendió una campaña democrática para presentarse y ganar las elecciones presidenciales de diciembre 1998. Seis años más de preparación y paciencia.
. Entre 1999 y 2013, se mantuvo invicto para varios mandatos, resistiendo golpe de Estado, golpe petrolero, golpe empresarial y un sin fin de agresiones.
De momento, el pueblo venezolano resiste con calma a la guerra económica y la guerra mediática. Contrariamente a los lectores de los medios internacionales, este pueblo ha sido testigo en primera fila de los hechos y una simple Ley de Amnistía no podrá transformar a sus ojos un responsable de violencia, un corrupto notable o un banquero prófugo, en ciudadanos democráticos ejemplares como para confiarles su destino.
También el pueblo ya empezó a reaccionar, con frecuentes manifestaciones pero también con programas de cultivos caseros o en pequeñas comunidades organizadas para auto abastecerse de productos alimenticios. El pueblo inició su auto defensa para no seguir dependiendo de especuladores y acaparadores.
El gobierno por su lado multiplica programas para luchar contra la guerra económica. El pueblo revolucionario empezó su guerra de resistencia frente a un puñado de diputados y varios de sus lideres avisaron públicamente a Ramos Allup “En enero 2017, Allup tu no serás mas presidente de la asamblea nacional y Maduro seguirá Presidente de Venezuela”.
El constitucionalista Escarrá también lo advirtió “No es suficiente tener la mayoría en la Asamblea Nacional”.
Jean Araud. Corresponsal Investig’Action en Caracas.
Fuente : Investig’Action