Un cirujano de Oriente Próximo habla sobre la “ecología de la guerra”

El Dr. Gus Abu-Sitta es director del Departamento de cirugía reconstructiva del Centro Médico de la Universidad Americana de Beirut, en Líbano. Está especializado en cirugía reconstructiva. En esta parte del mundo está claro lo que eso significa: te traen personas de las zonas de guerra destrozadas, sin cara, quemadas hasta ser irreconocibles y tienes que tratar de devolverles su vida.

 

El Dr. Abu-Sitta también es un pensador. Palestino nacido en Kuwait, estudió y vivió en Reino Unido, y trabajó en diferentes zonas de guerra tanto en Oriente Próximo como en Asia antes de aceptar su actual trabajo en el Centro Médico de la Universidad Americana de Beirut en Líbano.

Nos conocimos en unas circunstancias peculiares. Hace unos meses me quemé el pie en una arena abrasadora en el sudeste de Asia. Se estaba curando, aunque despacio. Hasta que fui a Afganistán donde en uno de los controles de carretera de Herat me tuve que descalzar y la herida se infectó gravemente. De paso en Londres acudí al hospital y me trató uno de los ex profesores de Abu-Sitta Cuando vio que entre otros lugares trabajo en Líbano me recomendó que visitara a uno de sus “mejores alumnos que ahora vive en Beirut”.

Lo hice. Entonces un canal de televisión panárabe, Al-Mayadeen, estaba emitiendo en inglés con subtítulos en árabe una larga entrevista que me habían hecho en dos partes acerca de mi última novela político-revolucionaria, Aurora, acerca de la situación del Sur global y acerca del importante aumento del imperialismo occidental. Para mi sorpresa, el Dr. Abu-Sitta y sus colegas estaban siguiendo mi trabajo y discursos políticos. Para estos cirujanos curtidos el “problema” de mi pie no era sino un insignificante y diminuto rasguño. Lo que importaba era el ataque de Estados Unidos a Siria, Palestina y las provocaciones contra Corea del Norte.

Mi “herida” se curó bien y el Dr. Abu-Sitta y yo nos hicimos buenos amigos. Por desgracia, tengo que dejar Beirut para ir al sudeste de Asia antes de un importante congreso que sus colegas y él inician el 15 de mayo de 2017 con el nombre de “Ecología de la guerra”.

Creo que el tema es absolutamente fascinante y esencial para nuestra humanidad, incluso para su supervivencia. Combina filosofía, medicina y ciencia.

¿Qué les ocurre a las personas en las zonas de guerra? Y, ¿qué es, en realidad, una zona de guerra? Llegamos a algunas conclusiones comunes ya que ambos trabajamos el mismo tema aunque desde ángulos diferentes: La miseria es guerra. La destrucción del Estado fuerte lleva al conflicto. Muchas personas en nuestro planeta viven en realidad en algún conflicto o guerra sin darse cuenta siquiera: en barrios de chabolas, campos de refugiados, en Estados totalmente destruidos o en campos de refugiados (SIC)”.

Hablamos mucho: sobre el miedo, en el que están sumidos países como Reino Unido; sobre la nueva ola de individualismo y egoísmo, cuyas raíces están en la frustración. En un momento dado afirmó:“En la mayor parte del mundo la palabra “libertad” es sinónimo de la lucha de independencia por nuestros países. En lugares como Reino Unido significa sobre todo más individualismo, egoísmo y libertades personales”.

Hablamos de imperialismo, de medicina y del sufrimiento en Oriente Próximo.

Entonces decidimos publicar este diálogo que arroja algo que luz sobre la “ecología de la guerra”, esa nueva disciplina esencial tanto de la filosofía como de la medicina.

 width=
Dr. Abu-Sitta (foto de Andre Vltchek)

 

Ecología de la guerra

(La conversación tuvo lugar en Beirut, Líbano, en el Café Younes, el 25 de abril de 2017)

El contrato social roto en el mundo árabe, incluso en Europa

 

G.A-S: La medicina y la provisión de salud en el Sur eran partes fundamentales del Estado postcolonial. Y el Estado postcolonial construyó sistemas médicos como los que teníamos en Iraq, Egipto y Siria como parte del contrato social. Se convirtieron en una parte intrínseca de la creación de aquellos Estados. Y aquello supuso comprender que el Estado tiene que ejercer su poder tanto coercitivamente (lo cual sabemos que el Estado es capaz de ejercer, encarcelándote e incluso ejerciendo la violencia), como, sobre todo, no coercitivamente: el Estado tiene que proporcionarte una vivienda, educarte y darte salud, todo eso. Y ese poder no coercitivo que ejerce el Estado es una parte fundamental del proceso de legitimación del Estado. Lo vimos evolucionar en la décadas de 1950, 1960 y 1970. Una digresión si se quiere ver cómo se desmanteló el Estado: el objetivo de las sanciones contra Iraq no fue desmantelar el Makhabarat [los servicios de inteligencia] o el ejército, sino que el objetivo de las sanciones fue robar al Estado iraquí su poder no coercitivo, su capacidad para proporcionar vida, para proporcionar educación y esa es la razón por la que al cabo de 12 años el Estado se ha derrumbado por completo internamente, no porque sus poderes coercitivos se hayan debilitado, sino porque se le robaron todos su poderes no coercitivos, toda su capacidad para garantizar la vida a sus ciudadanos.

AV: Entonces, en cierto modo se rompió el contrato entre el Estado y el pueblo.

G.A-S: ¡Exactamente! Y en la mayoría de los Estados postcoloniales existe ese contrato. Con la introducción de las políticas dirigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) que consideraban la salud y la provisión de la salud una oportunidad para hacer negocios que tienen las élites gobernantes y las corporaciones, y consideraban la atención sanitaria gratuita una carga para el Estado, los poderes no coercitivos del Estado se empezaron a erosionar en algunos países como Egipto y Jordania, lo que llevó a debilitar progresivamente su legitimidad. De nuevo, el objetivo del FMI y del BM era convertir la salud en una mercancía que se podía revender a la gente como un servicio, revender a quines podían pagarlo.

AV: Es decir, el modelo estadounidense, pero en una forma mucho más brutal ya que los salarios en la mayoría de esos países eran incomparablemente más bajos.

G.A-S: ¡Sin lugar a dudas! Y la forma como se hace en esos países: se crea un sistema de dos niveles en el que el nivel del gobierno tiene tan poca financiación que la gente elige ir al sector privado. Y en el sector privado se tienen todos los aspectos de la asistencia sanitaria privada: desde seguros médicos hasta la provisión de asistencia sanitaria y fármacos.

AV: Paradójicamente este escenario también está teniendo lugar en Reino Unido en estos momentos.

G.A-S: Lo vemos en Reino Unido y lo veremos en muchos otros países europeos. Pero eso ya ha ocurrido en esta zona, en el mundo árabe. Aquí la provisión de salud era fundamental en la creación de los Estados. Era fundamental para la legitimidad del Estado.

AV: El escenario ha sido extremadamente cínico: mientras que en la zona árabe y en muchas otras partes del mundo se impuso el sistema sanitario privado, en el propio Occidente, excepto en Estados Unidos, la atención sanitaria sigue siendo pública y básicamente gratuita. Hablamos de atención sanitaria estatal en Europa, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

G.A-S: Sí. En Europa la provisión de atención sanitaria como parte del estado de bienestar tras la Segunda Guerra Mundial era parte del contrato social. A medida que el estado de bienestar se fue desmantelando con la llegada del Thatcherismo y del Reaganismo se hizo importante experimentar un proceso similar a otros lugares. La diferencia es que en Reino Unido y también en países como Alemania era muy peligroso desde el punto de vista político. Podía llevar a perder elecciones. Así que el plan B fue erosionar el sistema sanitario, matarlo gradualmente a base de mil golpes. El resultado en Reino Unido es una privatización por partes del sector sanitario. Y la gente no lo sabe, no se da cuenta de que el sistema se está privatizando. O en Alemania, donde en realidad el gobierno no paga la atención sanitaria sino que subvenciona a las compañías de seguros que se benefician de la provisión privada de atención sanitaria.

AV: Antes de que empezáramos a grabar la conversación estuvimos hablando de los dilemas filosóficos que asaltan o deberían asaltar a la profesión médica. Incluso la atención sanitaria social en Europa ¿no es en cierta medida un acuerdo cínico? Ahora todos los países europeos forman parte del bloque imperialista, junto con Estados Unidos, están saqueando el resto del mundo (Oriente Próximo, África y partes de Asia) y en realidad están subvencionando su sistema social con ese saqueo. Eso por una parte. Pero, además, a menudo los médicos y las enfermeras que trabajan en Reino Unido o Alemania, por ejemplo, se “importan” de países mucho más pobres, donde con frecuencia han recibido educación gratuita. En lugar de ayudar a su propia gente, que está necesitada, sirven a la envejecida y, según todas las comparaciones internacionales, irracionalmente mimada y exigente población de Europa, que a menudo utiliza las instalaciones médicas como si fueran un “club social”.

G.A-S: Creo que lo que ha sucedido, en particular en Europa, es que se han erosionado gradualmente todos los aspectos del estado social. Políticamente todavía no era posible deshacerse de la asistencia sanitaria gratuita. El problema que sin duda se puede ver en Reino Unido es que la salud es la consecuencia final de los factores sociales y económicos en los que vive la gente, de manera que si se sufre desempleo crónico, un problema de desempleo de segunda y tercera generación, eso tiene consecuencias para la salud. Si se destruyen tanto las pensiones como la protección de un paraguas social para los desempleados, eso tiene consecuencias… Una vivienda en malas condiciones tiene consecuencias para la salud. El desempleo masivo tiene consecuencias para la salud. Políticamente fue fácil librarse de todos los demás aspectos del estado de bienestar, pero tuvieron que cargar con el problema de la atención sanitaria. Y así, la batalla perdida que luchan los sistemas de salud en Occidente es que se espera que se hagan cargo de las nefastas consecuencias del brutal sistema capitalista como un empeño sin ánimo de lucro. Pero sabemos que una vez que esos cambios de la forma de vida afectan a la salud de la gente, es demasiado tarde en términos de cura o de prevención. Así que lo que hacen los sistemas sanitarios europeos es tratar de hacer un arreglo provisional a la gente, sacarla del sistema y devolverla a la calle. De modo que si se tienen hijos que padecen asma crónica, se trata el asma pero no la casa de mala muerte en la que viven esos niños. Si se tienen ataques violentos y un trauma relacionado con la violencia, se le trata el trauma, la manifestación física, pero no el daño del paro juvenil o del racismo que lo crea. Así que para mantener esta anomalía, como usted dijo, se necesita un sistema de salud exagerado, porque se hace enfermar a la gente y luego se intenta hacer un apaño en vez de impedir que enferme. De ahí la fuga de cerebros que ha habido y provoca que en Nueva York haya más médicos médicos ghaneses que en Ghana.

AV: Y hay todo un ejército de enfermeros y enfermeras filipinas en Reino Unido, mientras que de pronto hay escasez de enfermeros y enfermeras cualificadas en Manila.

G.A-S: ¡Por supuesto! Es el resultado del hecho de que realidad la salud de la gente “suceda” fuera del sistema sanitario. Como no se pueden librar del sistema sanitario, se acaba teniendo un sistema sanitario abotargado y se intentan arreglar las dolencias que llegan a través de la puerta.

 

El colapso del sistema sanitario en Oriente Próximo

 width=
Hospital Shifa en Gaza (foto de Andre Vltchek)

AV: Usted ha trabajado en toda esta zona. Trabajó en Iraq y en Gaza… Tanto usted como yo trabajamos en el Hospital Shifa de Gaza… Trabajó en el sur de Líbano durante la guerra. ¿Hasta qué punto es brutal la situación sanitaria en Oriente Próximo? ¿Hasta qué punto ha sido espantoso el sufrimiento de las y los iraquíes, por ejemplo, en comparación con los pacientes occidentales? ¿Hasta qué punto es cruel la situación en Gaza?

G.A-S: Veamos la situación de lugares como Iraq, que en la década de 1980 tenía lo que probablemente era uno de los sistemas sanitarios más avanzados de la zona. Entonces se produjo la primera guerra contra Iraq seguida de doce años de sanciones en los que se desmanteló totalmente el sistema sanitario, no solo en términos de hospitales y medicación, y del exilio forzado de médicos y profesionales sanitarios sino también en términos de otros aspectos relacionados con la salud, como son la red de alcantarillado y las centrales eléctricas y de tratamiento de aguas, que forman parte de infraestructuras que tienen un impacto directo en al vida de la gente.

AV: Y después llegó en uranio empobrecido…

G.A-S: Y a continuación se añadió la guerra de 2003 y después la destrucción y el desmantelamiento totales del Estado y la emigración de aproximadamente el 50 % de las y los médicos iraquíes.

AV: ¿A dónde emigraron?

G.A-S: A todas partes: al Golfo y a Occidente, a América del Norte, Europa … Así que lo que hay en Iraq es un sistema que no sólo está destrozado, sino que ha perdido los componentes necesarios para reconstruirlo. No se puede formar a una nueva generación de médicos en Iraq porque todos las personas que podrían formalos han abandonado del país. No se puede crear un sistema sanitario en Iraq porque se ha creado una infraestructura de gobierno que es intrínsecamente inestable y se basa en una multipolaridad de los centros de poder que luchan todos por controlar del pastel del Estado … Así que los iraquíes subcontratan su salud a nivel hospitalario a India y a Turquía y Líbano, o a Jordania, porque están en este círculo vicioso.

AV: Pero, ¿es un sistema sanitario solo para aquellas personas que pueden pagarlo?

G.A-S: Sí, para quienes pueden pagar, pero incluso en la época en la que el gobierno tenía dinero en efectivo ya no podía reconstruir el sistema. Así que subcontrató fuera la provisión sanitaria porque el sistema estaba tan destrozado que el dinero no podía repararlo.

AV:¿Ocurre lo mismo en otros países de la zona?

G.A-S: Por lo que se refiere a la migración de las y los médicos, está ocurriendo lo mismo en Libia y Siria. Si se destruye el Estado sirio, Siria sufrirá algo parecido a lo que ocurrió en Iraq al final de la guerra.

AV: Pero todavía está en pie.

G.A-S: Continúa en pie y sigue proporcionado atención sanitaria a la inmensa mayoría de la población, incluso a aquellas personas que viven en las zonas controladas por los rebeldes. Viajan a Damasco o a otras ciudades para acudir a sus servicios de cardiología o de oncología.

AV: ¿Así que no se hacen preguntas, si estás enfermo recibes tratamiento?

G.A-S: La gente puede incluso viajar desde las zonas controladas por el ISIS y recibir tratamiento, porque eso es parte de las tareas del Estado.

AV: Lo mismo ocurre con la educación, Siria sigue proporcionando todos los servicios básicos en aquel área.

G.A-S: ¡Por supuesto! Pero en Libia todo esto ya no existe porque el Estado ha desaparecido o se ha desintegrado.

AV: Libia ya no es ni siquiera un país…

G.A-S: No hay un país unificado y, desde luego, no hay un sistema sanitario. En Gaza y Palestina la ocupación y el bloqueo garantizan que el sistema sanitario no funcione con normalidad. En el caso de Gaza, como dicen los israelíes, “cada pocos años vienes y cortas el césped”: se mata a toda la gente que se puede en esas guerras brutales e intensas de manera que se asegura que en los próximos años la gente tratará de sobrevivir a los daños que se han provocado.

AV: ¿Hay alguna ayuda por parte de médicos israelíes?

G.A-S: ¡Oh, sí! Pocas personas, pero hay ayuda. Pero, en realidad, la clase médica israelí forma parte intrínsecamente de la clase dirigente israelí. Y el Colegio de Médicos de Israel se niega a condenar el hecho de que médicos israelíes examinen a las y los presos políticos palestinos para lo que denominan “capacidad para el interrogatorio”, que básicamente consiste en que un médico ve a la persona presa y decide cuánta más tortura puede soportar antes de morir.

AV: Esto me recuerda a lo que me contaron en 2015 en Pretoria, Sudáfrica, cuando me invitaron a participar como ponente en el Congreso Internacional de Psicólogos por la Paz. Varios psicólogos estadounidenses informaron de que durante el interrogatorio y tortura de supuestos terroristas había psicólogos profesionales e incluso psiquiatras clínicos que asistían a los interrogatorios y a menudo ayudaban a los interrogadores.

G.A-S: En efecto, hay dos o tres psicólogos estadounidenses muy conocidos que diseñaron el sistema de interrogatorios de la CIA.

AV: Lo que usted describe que está ocurriendo en Palestina aparentemente forma parte de un sistema que lo invade todo. En la Cachemira controlada por India me dijeron que agentes de la inteligencia israelí comparten sus métodos de interrogatorio y tortura con sus homólogos indios. Y Estados Unidos, por supuesto, también está implicado ahí.

 

Medicina de conflicto

 

Gus Abu-Sitta: La cirugía de guerra surgió en las guerras napoleónicas, en las que se enfrentaron dos ejércitos, generalmente en la primera línea del frente. Se atacaban mutuamente, se disparaban o apuñalaban mutuamente. La mayoría de los heridos eran combatientes a los que trataban en hospitales militares. La cirugía de guerra ha evolucionado. Lo que creo que tenemos en esta zona es que la intensidad y la naturaleza prolongada de esas guerras o de esos conflictos hace que no sean batallas temporales, no empiezan y acaban. Y son lo suficientemente prolongadas como para cambiar la ecología vital, la ecología en la que vive la gente. Crean la ecología de la guerra. Esta ecología persiste mucho más allá de los tiroteos, porque altera el entorno de vida de la gente. Las heridas son físicas, psicológicas y sociales, y el entorno se altera hasta que se vuelve hostil, tanto para las personas sanas como, más aún, para las heridas. Y como en el caso de esos organismos resistentes a diferentes fármacos que ahora son un gran problema en el mundo, por ejemplo, las bacterias resistentes a diferentes fármacos, el 85% de las personas heridas en la guerra iraquí y el 70% de las personas heridas en la guerra siria tienen bacterias resistentes adiferentes fármacos. Por eso afirmamos que esta ecología, esta bioesfera que crean los conflictos está alterada incluso en el ADN básico de la bacteria. Tenemos varias teorías al respecto: en parte se debe al papel que desempeñan los metales pesados en las municiones modernas, que puede provocar una mutación en estas bacterias y hacerlas resistentes a los antibióticos, de modo que tu bioesfera, tu burbuja, la burbuja ecológica en la que vives, cambia para siempre. Y eso no desaparece el día que desaparecen los bombardeos. Se tiene que desmantelar y para desmantelarlo hay que entender las dinámicas de la ecología de la guerra. Por ese motivo nuestro programa se estableció en la universidad, que había sido el principal centro de enseñanza superior durante la guerra civil y la invasión israelí de 1982. Y después, a medida que avanzaba la guerra en Iraq y Siria, empezamos a tener pacientes de estos países y a tratarlos aquí. Nos dimos cuenta de que teníamos que entender las dinámicas de la medicina de conflicto y entender la ecología de la guerra, cómo ocurren las manifestaciones físicas, biológicas, psicológicas y sociales de las heridas de guerra, y cómo se crea esta ecología de la guerra: todo, desde las bacterias hasta la forma en que cambian el agua y el ciclo del agua, hasta el recuerdo tóxico de la guerra y cómo reacciona el cuerpo de la gente … Muchos de los pacientes iraquíes que trato tienen a varios miembros de su familia heridos.

AV: ¿El Centro Médico de la Universidad Americana de Beirut es ahora pionero en esta investigación, la ecología de la guerra?

G.A.-S: Sí, debido al legado de la guerra civil, de las guerras regionales.

AV: Nada menos que un conflicto regional perpetuo…

G.A-S: Un conflicto perpetuo, efectivamente, primero local y luego regional. Somos el centro de referencia para el Ministerio de Sanidad iraquí y para el Ministerio del Interior iraquí, así que actuamos como centro regional y el objetivo de nuestro programa es dedicar más tiempo, espacio y energía a la comprendercómo se produce esta ecología de la guerra.

AV: En mis escritos y películas a menudo establezco un paralelismo entre la guerra y la pobreza extrema. He trabajado en algunos de los peores barrios de chabolas del mundo, los de África, América Central y el Caribe, el sur de Asia, Filipinas y otros sitios. Llegué a la conclusión de que muchas sociedades que en teoría viven en paz, en realidad viven en guerras prolongadas e incluso perpetuas. La miseria extrema es una forma de guerra, aunque no haya una “declaración de guerra” ni una línea de frente definida. He cubierto incontables guerras y lugares en los que había miseria extrema y es impresionante el paralelismo, especialmente el impacto físico, psicológico y social en los seres humanos. Según lo que usted ha investigado, ¿está de acuerdo? ¿Considera que la miseria extrema es un tipo de guerra?

G.A-S: Desde luego que sí. En el centro de ello está la “deshumanización” de las personas. La pobreza extrema es una forma de violencia. Cuanto más extrema se hace esta pobreza más cerca está de la naturaleza física de la violencia. La guerra es la degradación acelerada de la vida de las personas hasta alcanzar esa pobreza extrema. Pero se puede llegar a esta pobreza extrema de una manera más gradual. Lo único que hace la guerra es que se llegue más rápido ahí.

AV: En cierto modo un estado perpetuo de pobreza extrema es similar a un estado perpetuo de conflicto, de guerra.

G.A-S: Sin lugar a dudas. Y es una guerra sobre todo contra quienes se ven obligados a vivir en estas circunstancias. Es la guerra contra los pobres y contra el Sur. Es la guerra contra los pobres que viven en las zonas deprimidas urbanas de Occidente.

AV: A la hora de definir la ecología de la guerra, ¿también tiene en cuenta lo que estamos hablando? ¿Investiga el impacto de la pobreza extrema en los cuerpos y vidas humanas? En esta región la pobreza extrema a menudo se puede encontrar en los enormes campos de refugiados, mientras que en otras partes del mundo habita en muchos barrios de chabolas.

G.A-S: La pobreza extrema es parte de la ecología sobre la que estamos hablando. Uno de los componentes de la ecología es cuando se toma un cuerpo herido, se coloca en un ambiente físico duro y se ve cómo este cuerpo se vuelve a herir una y otra vez, y este ambiente duro se convierte en una continuación de ese campo de batalla, porque lo que se ve es un proceso de volver a herirse. No porque se continúe en la línea de frente en algún lugar de Siria, sino porque tus hijos ahora viven en una tienda de campaña con otras ocho personas y corren el riesgo de convertirse en víctimas de la epidemia de quemaduras infantiles que tenemos ahora en los campos de refugiados debido a que los alojamientos son pobres e inseguros.

Veámoslo desde un punto de vista diferente: ¿qué constituye una herida de guerra o una herida relacionada con un conflicto? La lesión más básica relacionada con un conflicto es una herida de bala y una lesión de metralla. Pero, ¿qué sucede cuando se toma este cuerpo herido y se arroja en una tienda de campaña? ¿Qué complicaciones tiene este cuerpo herido que vive en un ambiente duro? ¿Constituye eso una lesión relacionada con la guerra? Cuando se empobrece a la población hasta el punto de que hay niños que padecen el tipo de heridas que se sabe que son resultado de una

Las opiniones expresadas en los artículos publicados en el sitio Investig’Action son responsabilidad exclusiva de su(s) autor(es). Los artículos publicados por Investig’Action y cuya fuente se indique como «Investig’Action» pueden reproducirse mencionando la fuente con un enlace de hipertexto al sitio original. Tenga en cuenta, no obstante, que las fotos que no lleven la mención CC (creative commons) no están libres de derechos de autor.


¿Le ha gustado este artículo?

La información independiente tiene un precio.
¡Ayúdenos a seguir luchando!

¿Por qué hacer una donación?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Quiénes somos?

Quienes explotan a los trabajadores y se benefician de las guerras también financian a los grandes medios de comunicación. Por eso, desde 2004, Investig’Action participa en la batalla informativa por un mundo en paz y un reparto justo de la riqueza.

Desde 2004, INVESTIG’ACTION / Comprender el mundo para cambiarlo