Colombia: el proceso de «descampesinización» y los medios alternativos

En el mes de junio de 2013, cientos de campesinos de la región del Catatumbo, en el este de Colombia, comenzaron una de las mayores movilizaciones campesinas en los últimos años. Fueron a las calles y carreteras para exigir al gobierno entre otras exigencias: la solución a la crisis de la producción agrícola, el acceso a la propiedad de la tierra, el reconocimiento de los territorios campesinos, su participación en la política minera, sus derechos políticos e inversión social en educación, salud, vivienda y servicios públicos. Después de varias semanas, miles de campesinos de otras regiones se unieron a la huelga. Un total de 12 regiones fueron bloqueadas por el movimiento campesino.

En aquel momento, los medios de comunicación privados “informaron” a los ciudadanos lo que estaba pasando en el campo, pero la historia que contaban era muy diferente a la realidad que estaban viviendo los campesinos. Sin un mínimo de análisis de las causas sociales, económicas, históricas y políticas de la huelga, los periodistas de estos medios, solamente se centraron en las calles bloqueadas por los manifestantes, la escasez de los productos en las tiendas y el caos en las calles generado por la manifestación.

El ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, fue visto en televisión por millones de personas diciendo que algunos manifestantes pertenecían a la guerrilla, y por su parte el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos con un comentario descarado dijo delante de las cámaras que la huelga campesina no existía: «El tal paro no existe».

En medio de la protesta, hubo enfrentamientos entre los manifestantes y los policías y también con los soldados del ejército. Los periodistas de los medios de comunicación privados estaban en el bloque de las fuerzas oficiales, mientras que periodistas pertenecientes a los medios de comunicación alternativos estaban informando desde el bloque de los campesinos. Nadie sabía lo que realmente estaba pasando en las carreteras y en el campo.

De repente, un campesino estaba gritando, y un periodista filmaba mientras la sangre corría sobre el asfalto: un campesino fue asesinado por las armas oficiales. Ciudadanos colombianos fueron notificados de este crimen por las redes sociales, la prensa alternativa Prensa Rural puso el vídeo en línea y millones de colombianos en su propio país y también en otros países conocían esta realidad más con la ayuda de Facebook que por los medios nacionales. Algunos días más tarde, otro campesino murió y la historia se repitió. El balance final: 12 campesinos muertos, 485 heridos y 4 desaparecidos. (1)

Este fenómeno se repite en todo el territorio colombiano, como resultado de décadas de manipulación por parte de los medios controlados por las las élites nacionales y locales. No hay un amplio acceso a la prensa para la gente común a pesar del discurso oficial que defiende la libertad de prensa promovida por los propietarios de los medios de comunicación.

El contenido de los programas de televisión, de las noticias y el análisis político han sido diseñados, financiados y censurados por sus dueños. En realidad, en las actuales conversaciones de paz entre el gobierno colombiano y la guerrilla de las FARC-EP, que es un tema muy importante para el futuro del país, ha habido más cobertura mediática por medios alternativos que por medios de comunicación y periódicos tradicionales. De hecho, en casi tres años de conversaciones de paz ha habido más entrevistas a los voceros de la guerrilla por la prensa internacional y alternativa que por la gran prensa nacional.

Hasta el momento, he comentado lo que sucedió en la pasada movilización campesina, pero me gustaría dar más información a los lectores de Páginas de Nuestra América, sobre los hechos que demuestran una clara intensión de invisibilizar al campesinado colombiano. Después de la colonia española, muchas élites locales comenzaron a tomar el poder político; el país estaba inmerso en diferentes guerras entre dos partidos políticos tradicionales (conservadores y liberales) que se disputaban el poder, mientras que los campesinos morían como soldados de ambos partidos y sufrían las consecuencias de las guerras.

Las prácticas feudales tradicionales permanecieron en la mente de las nuevas élites; los campesinos y los indígenas eran la clase baja y la propiedad de la tierra era la principal fuente de riqueza. Después de décadas, con el origen del capitalismo, las comunidades campesinas eran una nueva fuente de trabajadores, así mismo, la privación del uso de la tierra y la apropiación de territorios por parte de las élites, continuaron siendo una manera de expulsar a los campesinos para las ciudades o para colonizar nuevas áreas rurales. El modelo de desarrollo impuesto desde hace muchos años a la sociedad colombiana, se ha centrado en una invasión soterrada de las tierras de los campesinos. En este proceso de «modernización», los proyectos de agricultura extensiva han tenido mayor respaldo por parte del estado que el modelo de la agricultura tradicional. Este fenómeno se ha repetido hasta la actualidad, donde decenas de generaciones de campesinos han sido desplazados y despojados de sus tierras alimentando así grupos armados y otros fenómenos sociales. El uso de la violencia oficial contra el campesinado es también una de las causas del actual conflicto armado en Colombia.

Este proceso conocido como acumulación por desposesión (Harvey, 2005), ha aumentado el capital de los grandes propietarios de la tierra y ha generado un mercado especulativo, aumentado los precios de la tierra a sumas exorbitantes de tal modo que una familia campesina tradicional no puede permitirse el lujo de pagar una propiedad para trabajarla; de hecho, una gran parte de la economía de Colombia se basa en la especulación en lugar de la producción de bienes. Se puede entonces afirmar que durante muchos años ha existido un proceso de descampesinización de la sociedad colombiana liderada por las élites que han preferido los intereses extranjeros en lugar de los intereses nacionales.

Las élites, la clase media y los habitantes urbanos con desprecio llamaban a los campesinos e indígenas como «alpargatudos» (2). Aún persiste, el concepto de que los campesinos son «pobres» y la gente del campo «sucia», peor aún, no siendo suficiente para las élites crear bandas paramilitares para matar campesinos y privarlos de las tierras, el gobierno colombiano en los últimos proyectos de ley ha cambiado el término de «campesinos» por «trabajadores rurales» (3), sin reconocer todo el entorno social, cultural, histórico y político de la palabra “campesino”.

Hablando acerca de la falta de acceso de la sociedad a información verificada, se puede decir que en Colombia durante muchos años como en otros países, el grupo que controla la información ayuda a mantener el poder en sus propias sociedades, Leeuwis (2004) no está errado cuando afirma que «la comunicación siempre tiene implicaciones morales y políticas, y puede ser usada para promover fines políticos conflictivos», por ejemplo, violaciones de los derechos humanos de los campesinos debido al conflicto armado en las zonas rurales han sido ocultados. De hecho, los campesinos han sido víctimas de los actores armados, donde comunidades campesinas han denunciado y también instituciones oficiales han documentado que la mayoría de estas violaciones de derechos humanos han sido cometidas por el ejército estatal y bandas paramilitares con estrechas relaciones con políticos locales pero finalmente sin eco alguno en los medios tradicionales.(4)

Como respuesta a esta situación y la invisibilidad de la vida cotidiana del campesinado, desde hace diez años, César Jerez un reconocido líder campesino junto con otros activistas, fundó la primera prensa campesina en línea: [Prensa Rural->http://prensarural.org/]. Después de una década Prensa Rural ha ocupado un lugar importante para apoyar la lucha de los campesinos, para denunciar violaciones de los derechos humanos en el campo y para mostrar los proyectos y actividades desarrolladas por organizaciones campesinas. Además, también se ha fundado un periódico impreso llamado «Periódico Tierra», para las personas que no tienen acceso a internet.

En realidad, el resultado más importante de Prensa rural ha sido hacer un enlace importante entre la vida rural y urbana, entre las luchas rurales y urbanas. La información compartida en esta página web incluye también otras luchas sociales de las organizaciones urbanas como estudiantes, comunidades LGBTI, activistas de la vivienda y el movimiento por la paz y contra la guerra. Además de información adicional de las leyes actuales, la política internacional y otros asuntos latinoamericanos están colgados en la red para aumentar el acceso de este tipo de análisis descuidado por los medios tradicionales de comunicación.

Como conclusión, la prensa alternativa [Prensa Rural->http://prensarural.org/] ha sido una herramienta importante para las comunidades que resisten en sus territorios contra el modelo de desarrollo y que quieren vivir en el campo a pesar de la violencia. Prensa Rural ha cambiado drásticamente la forma en que la gente en las ciudades entiende al campesinado, ha fortalecido el orgullo de ser campesino. La prensa alternativa ha ralentizado el proceso de descampesinización en Colombia y ha sido una herramienta muy importante para las comunidades campesinas para contar su propia historia, desde su propio punto de vista, desde sus propios territorios y parece que va a ocupar un papel importante en una etapa de post-conflicto armado.

REFERENCIAS

Pachon Cesar. (Oct 14, 2014). Los medios y la protesta social. Documental of Canal Capital: “El tal campo no existe”. https://www.youtube.com/watch?v=6FUq3uCvscw
Leeuwis, C. (2004). Communication for Rural Innovation. Third Edition. Blackwell science.
Harvey, D. (2005). The ‘new’ imperialism: accumulation by dispossession. Oxford University Press.

Notas :

1) http://www.radiosantafe.com/2013/09/09/paro-agrario-dejo-12-muertos-485-heridos-y-4-desaparecidos-afirman-lideres-campesinos/

2) Este término era usado en aquel tiempo para designar a los campesinos que no tenían dinero para comprar zapatos y que fabricaban sus propios zapatos con materiales del campo y los llamaban “alpargatas”. Así la persona que usa “alpargatas”era llamada “alpargatudo”.

3) http://prensarural.org/spip/spip.php?article15529

4) The reader can find more detailed information about the armed conflict in Colombia in this link: http://www.centrodememoriahistorica.gov.co/micrositios/informeGeneral/estadisticas.html

Fuente: [Diario de Nuestra América n°4->http://investigaction.net/El-Diario-de-Nuestra-America-no4.html?lang=es]

Las opiniones expresadas en los artículos publicados en el sitio Investig’Action son responsabilidad exclusiva de su(s) autor(es). Los artículos publicados por Investig’Action y cuya fuente se indique como «Investig’Action» pueden reproducirse mencionando la fuente con un enlace de hipertexto al sitio original. Tenga en cuenta, no obstante, que las fotos que no lleven la mención CC (creative commons) no están libres de derechos de autor.


¿Le ha gustado este artículo?

La información independiente tiene un precio.
¡Ayúdenos a seguir luchando!

¿Por qué hacer una donación?

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

¿Quiénes somos?

Quienes explotan a los trabajadores y se benefician de las guerras también financian a los grandes medios de comunicación. Por eso, desde 2004, Investig’Action participa en la batalla informativa por un mundo en paz y un reparto justo de la riqueza.

Desde 2004, INVESTIG’ACTION / Comprender el mundo para cambiarlo