La oposición ganó la mayoría en un proceso electoral que los observadores internacionales definieron como uno de los sistemas más seguros y transparentes del mundo.
El Plan República, que consta de 163.000 miembros de las fuerzas armadas bolivarianas se desplegó de manera efectiva en todo el país, especialmente en la región fronteriza con Colombia, para asegurar que las elecciones se llevaran a cabo en un clima de paz y seguridad.
Desde que la nueva Constitución fue aprobada en 1999 bajo la iniciativa del presidente Hugo Chávez, y con las tasas de participación más alta en la historia de la democracia en Venezuela, 20 elecciones se celebraron en los últimos 16 años con un modelo democracia participativa original y creativa.
En esta ocasión, los votantes de los distintos partidos estuvieron particularmente satisfechos con el proceso electoral, a pesar de los persistentes rumores y campañas de la oposición dirigidas contra el Consejo Nacional Electoral.
Hasta el último minuto, actores nacionales e internacionales cuestionaron la fiabilidad del sistema electoral venezolano, con la repetición de una narrativa grosera y falsa basada en ataques personalizados contra la Presidenta del CNE, Tibisay Lucena.
Varios expresidentes de la derecha, entre ellos el expresidente colombiano Pastrana y el expresidente español Felipe Gonzalez, mostraron una actitud de constante injerencia e incluso hubo una delegación que apareció el día de la votación sin contar con la acreditación correspondiente del CNE, lo que les valió una orden de expulsión del territorio.
La esposa de Leopoldo López, Lilia Tintori, se regocijó de los resultados y anunció que a continuación no bajaria los brazos «hasta la liberación de todos los presos.» Recuérdese que su marido Leopoldo López fue encarcelado por su papel central al incitar a la violencia a principios de 2014, lo que resultó en 43 víctimas mortales en la antidemocrática operación llamada «La Salida».
Mientras que las víctimas del comité de las guarimbas recorrieron Europa con el silencio de los medios de comunicación, el caso de López se presenta como el de un preso político. No cabe duda que nuestro querido y añorado Eduardo Galeano habría descrito esta situación como «el mundo al revés».
Después de dos años particularmente difíciles social y económicamente a causa del modelo rentista del país que lo hace depender del precio del petróleo; de la caída el año pasado del precio del barril de 100 a menos de $ 40; del fenómeno de desabastecimiento masivo de alimentos por los principales distribuidores, lo que resulta en las colas de los alimentos proporcionados por el gobierno; de las campañas de desinformación de los medios para desestabilizar el país; y de los intentos de desestabilización, como el Decreto de Obama, se debe constatar que hay una continua injerencia del capitalismo y la derecha internacional frente a la cual las personas terminaron expresando su descontento con el voto.
Vale la pena tener en cuenta que una vez conocidos los resultados, esta vez la oposición MUD (Mesa de Unidad Democrática), no denunció el fraude en el sistema electoral. Los simpatizantes del proceso bolivariano se enfrentan a un complicado año 2016 con la imposibilidad de gobernar, que se provoque la renuncia de los ministros de la mayoría, y hasta la casi certeza del recurso a un referendo revocatorio contra el presidente Maduro.
La guerra económica y los medios de comunicación han jugado un papel clave en la orientación del voto, pero la gran brecha que hubo en los resultados (107 diputados para la oposición y 55 para el PSUV) también pone en evidencia una gestión inadecuada en distintos niveles por el gobierno. Las voces críticas y constructivas deberán ser escuchadas para que los diferentes componentes y las fuerzas políticas reunidas en el Gran Polo Patriótico GPP, la coalición mayoritaria, sigan unidas y el proceso bolivariano asegure la continuidad en circunstancias extremadamente adversas.