«Persona comprometida, capaz de ayudar a cualquiera que lo necesitara, cercano a su familia y honesto como pocos», así recuerda Jorge Enrique Freytter Florián a su padre, el profesor, abogado y sindicalista egresado de la Universidad del Atlántico de Barranquilla, cuya vida fue apagada el 28 de agosto de 2001 a manos de agentes del Estado, que en este momento se encuentran en absoluta libertad.
Con camisas de algodón mangas largas y botas de cuero solía vestir Jorge Adolfo Freytter Romero, el samario Licenciado en Ciencias Sociales y Económicas, perteneciente a la Asociación de Jubilados de la Universidad del Atlántico (ASOJUA), Asociación de Profesores Universitarios (ASPU) y Cooperativa de trabajadores, profesores y jubilados de la Universidad del Atlántico (COOTRAUDEA).
Su capacidad intelectual, la lucha por proteger los derechos de la educación pública y garantizar su calidad lo llevaron a convertirse en un líder para sus compañeros de facultad, este seguidor de las tesis marxistas-leninistas, logró que sus pensamientos fueran seguidos por movimientos que convivían al interior de la Universidad.
El 3 de 10 hermanos y hermanas, su padre Nestor Freytter Puertas afirma que, desde niño le gustaban los baños de mar y en época de vacaciones ir a visitar a sus abuelos maternos en una pequeña finca ubicada en la zona bananera.
La capacidad de liderazgo lo llevó de Santa Marta a Barranquilla y no en las mejores condiciones, ya que a sus 23 años, cuando estaba terminando sus estudios en la Escuela Normal para Varones de Santa Marta, sufrió las consecuencias que estaba dejando el gobierno de Misael Pastrana, puesto que el conservador ordenó capturar a los líderes estudiantiles y someterlos a consejo de guerra, razón por la cual tuvo que escapar.
Solía frecuentar la bahía de Santa Marta, se quedaba ahí, mirando a su alrededor, iba nadando hasta la boya de medición de profundidad, guiando a los buques de carga hasta el puerto marítimo, tenía un particular gusto por el pescado bocachico, muy popular en San Andresito, Barranquilla.
A sus 51 años, se encontraba realizando fuertes denuncias, debido a que el dinero que estaba destinado para los pensionados se estaba desapareciendo, desconociendo que los paramilitares se estaban apoderando de este, para poder financiar las campañas políticas de sus representantes.
Durante sus 20 años desempeñándose como docente, ocupó diferentes cargos, fue jefe del departamento de admisiones de la Universidad del Atlántico, puesto al que renunció el 14 de abril de 1990 después de haber ejercido durante 3 años, también fue representante de los profesores en el Instituto Pestallozi, ante la junta de cesantías de la Universidad del Atlántico en 1994, para la época previa a su muerte se encontraba como comisionado de la ASOJUA, realizando gestiones en Ministerio de educación y en la Federación Nacional del Pensionado en Bogotá.