Capitalismo y cambio climático

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El cambio climático y sus consecuencias constituyen la cuestión más peligrosa que enfrenta la sociedad humana contemporánea.

Heredera de la trayectoria multimilenaria de las civilizaciones que se sucedieron desde la Edad de piedra, está atrapada en los procesos económicos y comportamientos individuales y sociales autodestructivos que caracterizan al capitalismo. El concepto devenir-capital del mundo propuesto por Alain Bihr, o sea la producción de una sociedad capitalista apropiada a la economía capitalista [1] puede ser aplicado también a las relaciones con la naturaleza. Tal es el origen de las transformaciones de la biosfera y los múltiples ecosistemas del planeta que sustentan el cambio climático. La expansión planetaria de la economía capitalista, su apropiamiento del mundo, estuvo acompañada por la conformación de un conjunto de relaciones del capital con el medio natural, en el más amplio sentido del término adecuadas a semejante «apropiación».

Es engañoso hablar de “global warming” o calentamiento global. Tanto las causas del cambio climático como sus efectos están repartidos muy desigualmente. Las relaciones de producción y de propiedad entre las clases, así como las relaciones entre algunos Estados y los restantes, características del capitalismo, hacen que no pueda ser de otro modo. Las emisiones de CO2 varían muchísimo según los países. En 2012, el promedio de las emisiones por habitante (que no refleja diferencias en el seno de un mismo país) en América del Norte fue más de ocho veces superior al de la India. Los promedios tampoco reflejan las desigualdades que pueden existir en una zona geográfica. En Medio Oriente, por ejemplo, las emisiones per cápita son más de 50 t de CO2 equivalente/habitante en Qatar y menos de 2 t CO2 eq/habitante en Yemen [2] . El cambio climático afecta a todos los ecosistemas del planeta, pero de un modo necesariamente distinto [3] . Las consecuencias dramáticas del cambio climático en ciertas partes del mundo engendrarán las mayores formas de barbarie en el siglo XXI. Esto comienza ya a comprenderse con la “cuestión” de los migrantes y los alineamientos sociales y políticos que genera.

Orientarse políticamente en la cuestión del cambio climático y el consiguiente agotamiento o profunda degradación de los recursos naturales, implica una doble exigencia: en primer lugar comprender su relación con los resortes esenciales del proceso de acumulación del capital; luego, tratar de entender el modo en que las relaciones de clase (en cada país) y las de dominación y dependencia (entre países) pueden descargar el mayor peso de los efectos de los desarreglos en primer lugar sobre los sectores de trabajadores y las comunidades más explotadas, marginalizadas y vulnerables, creando un factor suplementario de migraciones y engendrando nuevas formas de guerra. Después de esto puede sí iniciarse la discusión sobre las características y los objetivos del combate político en esta cuestión que sobredetermina desde ahora todas las demás [4] . Una aclaración, para evitar falsas discusiones: conducido por de la estructura política característica de la burocracia estaliniana, el “socialismo realmente existente” -para utilizar aquella expresión surgida en la RDA-provocó desastres ecológicos inconmensurables en el inmenso territorio de la antigua URSS, a caballo entre Europa y Asia; no lo ignoro, pero en éste artículo no se abordará tal cuestión, así como tampoco los desastres que están provocando las opciones para el “desarrollo” adoptadas por el Partido Comunista Chino.  

Antropoceno y capitaloceno

Aunque el concepto devenir-capital del mundo se aplica perfectamente a las transformaciones que la biosfera y muchos ecosistemas han sufrido a lo largo de la expansión de las relaciones de producción capitalista, debemos comenzar por precisar algunos términos utilizados en el actual debate.

El primero es antropoceno . El término fue propuesto (con signo de interrogación) en un artículo publicado en 2007 por el químico de la atmósfera Paul Crutzen y dos colegas suyos [5] para designar una nueva época geológica, en la que el hombre pasó a ser una fuerza geofísica pues sus actividades transforman la biosfera. La tasa de CO2 en la atmósfera sirve como indicador. El antropoceno no se refiere a un ser ontológico transhistórico, sino a una era geológica [6] , que habría sucedido a la era del holoceno (cuya duración se prolongó durante 10 millones de años). Según la teorización de Crutzen, el comienzo de la transición del holoceno al antropoceno se remonta a los años 1830-1850 en Gran Bretaña, con el aumento de las emisiones en la atmósfera de gases de efecto invernadero provocados por la revolución industrial. Si bien el cambio climático provocado por estas emisiones es lo que ha merecido más atención, el antropoceno conlleva otros procesos igualmente graves, algunos con impacto directo en el cambio climático, que afectando el estado del planeta y especialmente la reproducción social de ciertas comunidades: la deforestación, la artificializacion y empobrecimiento progresivo de los suelos a consecuencia del uso masivo de abonos y pesticidas, las diversas formas de explotación minera, las deforestaciones, la polución extrema de los océanos y la destrucción de la vida marina, conducentes al proceso de extinción masiva de especies terrestres y marítimas.

El concepto de antropoceno no es unánime entre los científicos. En 2008 se creó una comisión internacional que todavía no produjo un veredicto. Sin embargo, la utilización de la palabra se generalizó y, habiendo entrado al lenguaje común, provocó la reacción de investigadores de las ciencias sociales que iniciaron trabajos orientadas a poner en evidencia quede lo que se trata no es de la acción de “el hombre en general”, sino de las consecuencias de la producción capitalista. El primero que a al “antropoceno” opuso el término capitaloceno fue el antropólogo norteamericano Jason W. Moore en el 2014. [7] Fue seguido por el historiador económico sueco Andreas Malm, cuyas investigaciones se han referido a las opciones energéticas de los industriales del capitalismo inglés y el rol de la energía fósil en la consolidación del imperialismo británico (Malm, 2017). Por último, el filósofo brasileño Daniel Cunhas realizó una investigación crítica sobre el concepto de antropoceno y el marco establecido por J. W. Moore y A. Malm y, gracias al historiador de la cuestión ecológica Armel Campagne contamos con una muy clara presentación de los puntos de acuerdo y divergencia entre los tres autores. (Campagne, 2017)

Pero antes de seguir las pistas abiertas por estos autores, corresponde exponer algunos elementos conceptuales que permitirán asentar estas nociones sobre la base teórica que formulara Marx, estableciendo que, bajo el capitalismo, hombres y mujeres están encerrados en el molde de formas de producir y de consumir propias de un sistema cuya característica es la búsqueda infinita e ilimitada de la ganancia.  

Creación de plusvalor y relacionamiento con la naturaleza como algo “puramente útil”

No se trata de demostrar, como pretende por ejemplo John Bellamy Foster [8] que Marx era un ecologista antes de tiempo (Marx no previó, ni pudo haber previsto, el calentamiento climático), sino de comprender los procesos que hacen del trabajo abstracto, del valor de cambio y de la creación de plusvalor (plusvalía) claves determinantes de la relación del capital con sus condiciones externas.

La observación metodológica más general de Marx en lo que hace a la relación de los hombres con la naturaleza está en Trabajo asalariado y capital , conferencia pronunciada en 1847 y publicada dos años después, un texto poco leído actualmente pero que sigue siendo muy útil:

Para producir los hombres contraen determinados vínculos y relaciones, y a través de estos vínculos y relaciones sociales, y sólo a través de ellos, es cómo se relacionan con la naturaleza y cómo se efectúa la producción” (Marx, 2010: 112).

En un importante texto de 1992 [9] , Daniel Bensaïd cita largos párrafos de los Manuscritos de 1857-58[publicados con el título de Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (borrador) 1857-1858 NdT]en donde Marx pone la relación del capital con la naturaleza en correspondencia con la búsqueda de plusvalor y el hecho de que “la tendencia a crear el mercado mundial está dada directamente en la idea misma del capital” (célebre frase que casi todos, yo incluido, hemos citamos omitiendo todo lo que venía después, restándole profundidad):

La creación de plusvalía absoluta por el capital -de más trabajo objetivado-tiene como condición la de que se amplíe la esfera de la circulación, y precisamente que se amplíe de manera constante. La plusvalía creada en un punto demanda la creación de plusvalía en otro punto, por la cual la primera se intercambia (…). Por consiguiente, una condición de la producción fundada en el capital es la producción de una esfera de la circulación constantemente ampliada , ya porque esa esfera se amplíe directamente, ya porque en su interior se creen más puntos como puntos de producción .[…]La tendencia a crear el mercado mundial está dada directamente en la idea misma del capital. Todo límite se le presenta como una barrera a salvar. Por de pronto someterá todo momento de la producción misma al intercambio y abolirá la producción de valores de uso directos, que no entran en el intercambio; es decir, pondrá la producción basada sobre el capital en lugar de los modos de producción anteriores, más primitivos desde el punto de vista del capital. […] Así como la producción fundada sobre el capital crea por una parte la industria universal -es decir, plustrabajo, trabajo creador de valor-, por otra crea un sistema de explotación general de las propiedades naturales y humanas, un sistema de la utilidad general: como soporte de ese sistema se presentan tanto la ciencia como todas las propiedades físicas y espirituales, mientras que fuera de esa esfera de la producción y el intercambio sociales nada se presenta como superior-en-sí, como justificado-para-sí-mismo. El capital crea así la sociedad burguesa y la apropiación universal tanto de la naturaleza como de la relación social misma por los miembros de la sociedad (…) Por primera vez la naturaleza se convierte puramente en objeto para el hombre, en cosa puramente útil; cesa de reconocérsele como un poder para sí; incluso el reconocimiento teórico de sus leyes autónomas aparece sólo como artimaña para someterla a las necesidades humanas, sea como objeto del consumo, sea como medio de la producción. El capital, conforme a esta tendencia suya, pasa también por encima de las barreras y prejuicios nacionales, así como sobre la divinización de la naturaleza; liquida la satisfacción tradicional, encerrada dentro de determinados límites y pagada de sí misma, de las necesidades existentes y la reproducción del viejo modo de vida. Opera destructivamente contra todo esto, es constantemente revolucionario, derriban todas las barreras que obstaculizan el desarrollo de las fuerzas productivas, la ampliación de las necesidades, la diversidad de la producción y la explotación de intercambio de las fuerzas naturales y espirituales. (Marx, 1971, I: 359-362)

En esos mismos manuscritos Marx escribe que el capital “como representante de la forma universal de la riqueza -el dinero-constituye el impulso desenfrenado y desmesurado de pasar por encima de sus propias barreras. Para él, cada límite es y debe ser una barrera. En caso contrario dejaría de ser capital, dinero que se produce a sí mismo” (1971, I: 276)

Esta formulación, que se retoma en el capítulo 4 del libro I de El capital, indica que la relación del capital con la naturaleza, y el desarrollo de la ciencia y la tecnología que es consustancial a dicha relación, están comandadas por la valorización ilimitada de dinero devenido capital, en un movimiento marcado por la reducción de trabajo concreto a trabajo abstracto, la producción y venta de mercancías, y una demanda necesariamente ilimitada de materias primas. Descartes teorizó (paralelamente lo hizo Sir Francis Bacon, en Inglaterra) sobre el lugar que correspondía a los conocimientos científicos en la relación del capitalismo con la naturaleza. La tesis de los seres humanos “como dueños y poseedores dela naturaleza” (Descartes, 2011: 142) del Discurso del Método está referida a una naturaleza creada por Dios (Descartes fue muy prudente con la Inquisición, aún después de instalarse en Ámsterdam), pero dotada de propiedades útiles que exigían ser explotadas con el desarrollo de los conocimientos científicos y las invenciones tecnológicas. Por entonces, la teorización de Descartes era la de una burguesía en guerra contra el oscurantismo. Actualmente, la burguesía se enfrenta con una cuestión de vida o muerte a la que parte de los científicos propone responder…recurriendo a diversas formas de geo-ingeniería (por ejemplo, colocar en el espacio gigantescos espejos para desviar los rayos solares). Las posiciones ecológicas de Marx, a las que nos referiremos más adelante, están lejos de estas concepciones de “dueños y poseedores de la naturaleza”.  

Maximización de la explotación de fuerza de trabajo, extracción ilimitada de recursos naturales

El carácter del capital como “valor en movimiento” , orientado constantemente hacia su auto reproducción como “ autómata ” está sostenido en dos pilares. El primero, es la muy peculiar alquimia que nace del reencuentro del dinero devenido capital con el trabajo vivo. El marco contemporáneo de capital mundializado, permite poner en competencia directa a los trabajadores de país a país y de continente a continente y, gracias a la libre instalación de empresas, deslocalizaciones y liberalización de intercambios, la constitución de un ejército industrial de reserva mundializado. Lo que permite que el capital se apropie de las cualidades de inteligencia y energía a escala planetaria, y al mejor costo. El segundo, es el uso constante e ilimitado de las reservas de materias primas, recursos del suelo y subsuelo, para luego emitir gases con efecto invernadero, a pesar delos daños cada vez más graves que estas emisiones ocasionan a la biosfera y los ecosistemas vulnerables al calentamiento climático. La primacía del valor de cambio por encima del valor de uso hace que, para el capital, es absolutamente indiferente que las mercancías producidas sean realmente “cosas útiles” o que simplemente tengan la apariencia de serlo. Su única “utilidad” es, para el capital, permitir que el proceso de valorización continúe indefinidamente. Para eso están los gastos de publicidad, persuadiendo a quienes tienen poder de compra real (o ficticio: porque los pequeños créditos al consumo son también una “respuesta” al achicamiento de los salarios) que las mercancías ofrecidas son “útiles”. Este segundo pilar fue (y sigue siendo) poco estudiado por los marxistas, salvo los especialistas teóricos del eco-socialismo. Sin embargo, en el capítulo 1 del libro I de El capital está dicho que:

“En su producción el hombre sólo puede proceder como la naturaleza misma, vale decir, cambiando, simplemente, la forma de los materiales . Y es más: incluso en ese trabajo de transformación se ve constantemente apoyado por fuerzas naturales. El trabajo, por tanto, no es la fuente única de los valores de uso que produce , de la riqueza material . El trabajo es el padre de esta como dice William Petty, y la tierra, su madre”. (Marx, 2002, I/1: 53)

Afirmar que se debe tomar en cuenta el rol clave de “la naturaleza” no tiene solamente importancia teórica. Con esto comienza Marx su crítica al primer programa del Partido Social-Demócrata Alemán, llamado Programa de Gotha :

El trabajo no es la fuente de toda riqueza. La naturaleza es la fuente de los valores de uso (¡que son los que verdaderamente integran la riqueza material!), ni más ni menos que el trabajo, que no es más que la manifestación de una fuerza natural, la fuerza de trabajo del hombre. (Marx, 1971: 12)

El carácter del capital como “valor en movimiento” orientado hacia la auto reproducción infinita, así como también la competencia -entre oligopolios y entre Estados-a través de la cual se manifiesta, implica que ninguna prueba científica sobre el desarreglo climático y sus causas podrá detenerlo, y que ese movimiento se continuará con pleno conocimiento de sus consecuencias.

La autoexpansión obligada de cada empresa que quiera seguir en carrera (…) crea un “sistema de bola de nieve industrial” relativamente incontrolado en el que cada inversión industrial es resultado de la imposición generalizada de valorización, que de conjunto constituye una fuerza geológica ciega. (Compagne, 2017: 42)

Sin embargo, concluye el autor que acabamos de citar, “una historia del Capitaloceno con el ‘Capital’ como sujeto-autómata debe ser rechazada” (Campagne, 2017: 72). Pues los grandes grupos financieros y los Estados siguen recurriendo con plena conciencia a modos de producción y de consumo cuyas consecuencias ecológicas son conocidas. La “ waste economy ” (sistema económico basado en el despilfarro) es resultado de la extraordinaria presión ejercida sobre los consumidores por la publicidad y la incitación a endeudarse (con la multiplicación de las oficinas de crédito al consumo que son eco también de necesidades socialmente necesarias que no pueden satisfacerse a causa del achicamiento de los ingresos).  

El capitaloceno data de la época inicial del capital mercantil, la trata de esclavos y economía de plantación

Veamos ahora el uso que hace Jason W. Mooredel término capitaloceno (el de Malm requeriría otras consideraciones, tal vez en un próximo artículo).Como ya se dijo, la postura dominante entre quienes sostienen la idea de que un giro cualitativo en las relaciones del hombre con la naturaleza condujo a una nueva era geológica, data este viraje en los años 1830-1850, el momento de pleno surgimiento e inicio de internacionalización de la revolución industrial. A diferencia de ellos, Moore sostiene que el giro fue muy anterior, y lo retrotrae al momento del establecimiento de la economía de plantación y una relación de explotación de los recursos naturales paralela al uso masivo de mano de obra esclava. Por eso Moore dice que el antropoceno debe ser llamado capitaloceno y puede “ser datado simbólicamente en 1492. Las emisiones de CO2 se intensificaron a partir del siglo XIX, pero el modo capitalista de tratar a la naturaleza es muy anterior” [10] . El capitaloceno sería

(…) una manera de organizar la naturaleza haciendo, simultáneamente, de la naturaleza algo externo al hombre y también algo “ cheap ” [barato] en el doble sentido que puede tener la palabra “ cheap ” en inglés, algo que es barato, pero también derivado del verbo “ cheapen ” que significa rebajar, despreciar, degradar. [11]

La naturaleza reducida a necesario complemento del trabajo barato y siempre menospreciado y despreciado de los que (hombres y mujeres)entregan su fuerza de trabajo. La ruptura del metabolismo entre el hombre y la naturaleza, a la que Marx dio mucha importancia, que ha sido estudiado por John Bellamy Foster y sobre la cual nos detendremos en la segunda parte de este artículo, no dataría del siglo XIX, sino del momento en que nace la economía de plantación.

La referencia de Moore a la fecha de la conquista de México, y lo que dice sobre la relación existente, en el marco de la economía de plantación, entre la manera de tratar a la naturaleza y a la mano de obra esclava, lo convierte en uno de los pocos autores situados en la tradición marxista que se interesa “en las relaciones que Europa occidental pudo establecer con los otros continentes, pueblos y civilizaciones en provecho de su expansión comercial y colonial en el curso de los tiempos modernos” como dice Bihr, [12] agregando que la mayoría, incluyendo “al mismo Marx, en cierta medida (…) la cuestión de la génesis del capitalismo (de las relaciones capitalistas de producción) les preocupó sólo un poco”. Veamos, sin embargo, en esta cuestión que habría sido un tanto soslayada, lo que Marx dice sobre la esclavitud. Tenemos, en la polémica contra Proudhon, ya en 1847, lo siguiente:

Lo mismo que las máquinas, el crédito, etc., la esclavitud directa es la base de la industria burguesa. Sin esclavitud no habría algodón, sin algodón no habría industria moderna. La esclavitud ha dado su valor a las colonias, las colonias han creado el comercio universal, el comercio universal es la condición necesaria de la gran industria. Por lo tanto, la esclavitud es una categoría económica de la más alta importancia.

Sin esclavitud, América del Norte, el país de más rápido progreso, se transformaría en un país patriarcal. Borren Norteamérica del mapa del mundo y tendrán la anarquía, la decadencia completa del comercio y de la civilización moderna. Supriman la esclavitud y habrán borrado Norteamérica del mapa de los pueblos. (Marx, 1987:88)

En este texto no se menciona la trata, el comercio de esclavos como tal. Pero el tema es abordado sintéticamente en un fragmento muy citado del libro I referido a la acumulación primitiva:

El descubrimiento de las comarcas auríferas y argentíferas en América, el exterminio, esclavización y soterramiento en las minas de la población aborigen, la conquista y saqueo de las Indias orientales, la transformación de África en un coto reservado para la caza comercial de pieles-negras, caracterizan los albores de la era de producción capitalista. Estos procesos idílicos constituyen factores fundamentales de la acumulación originaria. (Marx, 2012, I/3: 939)

Hay también otro capítulo de El capital donde se trata de la esclavitud, especialmente un fragmento referido a situaciones en las que los capitalistas no necesitan preocuparse por la reproducción de la fuerza de trabajo y que Marx considera algo semejantes las de la esclavitud. Comienza por citar extensamente a su principal fuente, The Slaver Power de John Elliot Caimes [13]

(..) aunque los arrozales de Georgia y los pantanos del Mississippi tengan efectos fatales en la constitución humana, esa destrucción de vida humana no es tan grande que no la puedan compensar los rebosantes rediles de esclavos de Virginia y Kentucky. Las consideraciones económicas que podrían ofrecer una especie de garantía de un trato humano del esclavo, se convierten, por el contrario, una vez implantado el comercio de esclavos, en motivos de una destrucción radical del esclavo; pues una vez asegurado, por suministros de otros rebaños de negros, que su lugar será cubierto, la duración de la vida del esclavo resulta menos importante que su productividad mientras dure. Por eso en las tierras que importan esclavos es una máxima de esta economía esclavista que la economía más eficaz consiste en arrancar de ese ganado humano la mayor cantidad de rendimiento posible en el tiempo más breve posible. Precisamente en los cultivos tropicales, en los que los beneficios anuales son frecuentemente iguales al capital total de las plantaciones, se sacrifica del modo más implacable la vida de los negros. La agricultura de las Indias Occidentales es desde hace siglos cuna de una riqueza fabulosa que se ha tragado la vida de millones de hombres de raza africana. Hoy es en Cuba, cuyas rentas suben millones y cuyos plantadores son príncipes, donde, además de la alimentación más grosera de la clase esclava y las vejaciones más agotadoras y constantes, vemos destruir directamente cada año una gran parte mediante la tortura lenta del exceso de trabajo excesivo y la falta de sueño y de descanso.

Tras lo cual el mismo Marx concluye:

“Mutato nomine de te fábula narratur. Léase en vez de tráfico de esclavos mercado de trabajo, en vez de Kentucky y Virginia Irlanda y los distritos agrícolas de Inglaterra, Escocia y Gales; en vez de África, Alemania. Ya hemos visto que el exceso de trabajo clarea las filas de los panaderos de Londres, y, sin embargo, el mercado de trabajo londinense está siempre lleno hasta rebozar de candidatos a la muerte, alemanes y otros, por medio de la panificación”. (Marx, 1976: 288)  

Son interesantes las reflexiones de Elliot Caims sobre ventajas e inconvenientes de la economía de plantación y el trabajo esclavo: la única ventaja es que el bajo precio de compra de los esclavos y el bajo el costo de vigilancia del trabajo permite la producción de monocultivo en gran escala y apropiación de todo lo recolectado. Los inconvenientes son que se trata de trabajo suministrado de muy mala gana, que exige estrecha vigilancia y es completamente no-calificado y por lo tanto no tiene la menor flexibilidad: un esclavo que trabajó en los campos de tabaco no puede ser transferido sin costo a los campos de algodón, y también que la economía de plantación exige espacios muy grandes. Una concentración de la propiedad del suelo tal que, hasta hoy, sigue siendo una plaga social y ecológica en las Américas.  

El rodaje de la economía esclavista y el comercio triangular antes de 1482

A la espera de leer el nuevo libro de Alain Bihr – La premiereage du capitalisme 1415-1763. Tome 1: L’expansion européenne – cuyo índice anuncia que el tema será abordado, presentaré lo que pude conocer sobre el comercio triangular del primer período del capital mercantil. Gracias a las investigaciones de los últimos años, ahora se sabe mejor que el sistema de producción e intercambio de productos básicos y valorización del capital con trabajo esclavo, comenzó siendo africano antes de devenir atlántico. [14] Fueron los comerciantes árabes quienes mostraron a los portugueses y españoles el provecho que podrían sacar del trabajo esclavo. Habían comenzado en la primera mitad del siglo XV a proveerse de esclavos blancos provenientes del Cáucaso en los mercados del Norte de África, especialmente El Cairo, para hacerlos trabajar en las plantaciones de azúcar de las islas de Madeira y Canarias. La caída de Constantinopla en 1453 puso fin a los suministros de origen eslavo. Conducidos por el príncipe Enrique El Navegador, los marineros portugueses paliaron la dificultad haciendo razias y vendiendo esclavos a medida que avanzaban en a lo largo de las costas africanas. Cabo Verde fue el primer centro. El trabajo esclavo se generalizó durante un tiempo en Portugal mismo. Los principales mercados se encontraban en Lagos y en Lisboa. Los historiadores estiman 150.000 africanos llegaron a través del puerto de Lisboa en el medio siglo que precedió al primer viaje de Colon. Los negros llegaron a representar más de la décima parte de la población de Lisboa.

En el Golfo de Guinea, desde 1471, establecieron en la pequeña isla tropical de Santo Tomé una segunda colonia para la producción azucarera, con esclavos comprados en el continente en el reino del Congo. Santo Tomé fue también un mercado de esclavos. Allí esclavos capturados en el Congo eran vendidos a otros jefes africanos en Costa de Oro (actual Ghana) para la explotación de las minas de oro de El Mina. Luego vino la conquista de México, y después de los países andinos. Desde que los españoles se hicieron una idea de la inmensidad de las riquezas de las civilizaciones que sometían a su dominio, comenzaron a aprovisionarse de esclavos con los portugueses para hacerlos trabajar en plantaciones de café, cacao y tabaco. Los esclavos africanos comenzaron a ser desembarcados en México desde Luanda a partir de 1502, o sea apenas diez años después de la llegada de Cristóbal Colón. Los españoles también se lanzaron a la explotación de las minas de oro y plata de México y Perú, sobre todo en Potosí. Primero recurrieron al trabajo forzado de los indios de las tierras altas y luego a la esclavitud [15] . Los portugueses por su parte, desde 1516, o sea quince años después de la expedición de Pedro Cabral al Brasil, comenzaron a importar el sistema de plantaciones azucareras que habían desarrollado con éxito en Madera y luego en Santo Tomé. [16]

Segunda parte. El monocultivo en la agricultura y la cría: impasse productivo y grandes impactos climáticos  

La segunda parte de esta contribución sobre capitalismo y cambio climático está referida al monocultivo, modelo de producción a

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