Las fuerzas populares definen las elecciones en Bolivia

 

No solamente las encuestas realizadas por distintos grupos periodísticos o consultoras de estudios electorales permiten advertir la tendencia ganadora de Evo Morales y Alvaro Garcia en las próximas elecciones nacionales de octubre de 2019, sino que las movilizaciones en calles, carreteras y centros urbanos principales del país permite advertir la fuerte adhesión popular de la diversidad regional y territorial hacia el dirigente campesino cocalero que gobierna Bolivia en los últimos trece años.

 

Una demostración de este despegue electoral fue la primera proclamación e inicio de campaña impulsada por el Movimiento Al Socialismo (MAS) realizada en la población de Chimoré en el Chapare el pasado 18 de mayo en una concentración de alrededor de un millón de militantes y simpatizantes que se dirigieron de todas los departamentos hacia en corazón geográfico del país.

La población de Bolivia es de doce millones de habitantes y los ciudadanos habilitados para elegir gobernantes y senadores y diputados alcanzan la cifra de seis millones aproximadamente. La ley establece que es proclamado presidente el candidato que consiga la mayoría absoluta de votos o consiga más de 40% de votos con una diferencia de 10% sobre el segundo; sino se realizará una segunda vuelta electoral.

Los principales candidatos son Evo Morales del Movimiento Al Socialismo de tendencia socialista, Oscar Ortiz de Movimiento Demócrata Social de tendencia federalista conservadora, Carlos Mesa de Comunidad Ciudadana de tendencia liberal y Felix Patzi de Movimiento Tercer Sistema de tendencia comunitaria.

 

Las fuerzas que respaldan el proceso

La firma de un acuerdo político entre la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), con una larga trayectoria de lucha desde la segunda mitad del siglo veinte, y la Federaciones de Cocaleros del Chapare de Cochabamba, el bastión más importante de resistencia a los gobiernos neoliberales y plataforma para el despegue del liderazgo sindical y político de Evo Morales, para defender y profundizar el proceso revolucionario de transformaciones estructurales, representa la señal más nítida del curso del proceso electoral boliviano porque se trata de dos fuerzas estratégicas en la economía y el territorio nacional.

Si a ello se agrega que la gigantesca y pujante población popular de la ciudad de El Alto, epicentro del levantamiento popular de octubre de 2003 que infringió una tremenda derrota a los partidos conservadores y neoliberales encabezados por el entonces presidente Gonzalo Sanchez de Lozada y su Vicepresidente Carlos Mesa Gisbert, que a través de la Federación de Juntas Vecinales (FEJUVE) y la Central Obrera Regional (COR) se han pronunciado en respaldo a la reelección de Morales, las posibilidades de un repunte de la oposición es muy débil.

Y cuando solamente faltan cinco meses para la realización de las elecciones nacionales en Bolivia, la decisión de la Central Obrera Boliviana y la Coordinadora Nacional por el Cambio (CONALCAM), que agrupa a los movimientos sociales y populares constituidos por campesinos, indígenas, juntas vecinales, interculturales y mujeres de todas las regiones del país define las tendencias sobre las posibilidades de triunfo del actual presidente Evo Morales Ayma para un nuevo mandato presidencial (1920-1925).

 

El proyecto de profundización revolucionaria

La propuesta programática del Movimiento Al Socialismo (MAS), denominada Agenda Patriótica del Bicentenario 20-25, se define en torno a consolidar la soberanía en todos sus aspectos de la vida nacional e implementar un proceso de industrialización petrolera, minera y energética con la participación y el control popular.

Asimismo, en profundizar los avances económicos, políticos, sociales y culturales que han generado un cambio trascendental en el país con un crecimiento promedio del Producto Interno Bruto (PIB) de 5% en los trece años de gobierno y una política de redistribución de la riqueza con resultados que han logrado la disminución de la pobreza del más del 60% al 35%, así como otros logros fundamentales en la integración nacional y la industrialización.

La base de estos logros ha estado en la nacionalización de los recursos naturales estratégicos, principalmente los hidrocarburos el 1 de mayo de 2006, y la recuperación de las empresas estatales enajenadas en los años ochenta y noventa, con lo cual los excedentes de riqueza han permitido implementar un plan de desarrollo autónomo con el impulso y fortalecimiento del mercado interno y la consolidación de un Estado Nacional ampliado como articulador de las clases sociales subalternas, convertidas en sujeto histórico y actoras fundamentales del proceso.

Estas fuerzas nacional-populares, de fuerte convicción nacionalista y antiimperialista, se han manifestado por ahondar y garantizar la continuidad del proceso de cambio con acciones más decididas para el control estatal en los campos de la minería, los hidrocarburos, la banca y el comercio exterior.

 

Fuente : Rebelion

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