Jacques-Marie Bourget: “Llamar terroristas a todos los palestinos sirve para descalificar a Palestina y a sus habitantes”

¿Cómo explicar semejante diferencia de trato entre israelíes y palestinos en los medios de comunicación? ¿Puede Estados Unidos desempeñar un papel positivo en la región? Hemos querido plantear estas preguntas a Jacques-Marie Bourget, atento observador de la situación palestina. Lo entrevistamos tras el asesinato de Shireen Abu Akleh hace casi un año. Ha cubierto Oriente Medio durante varias décadas para los principales medios de comunicación y desarrolla una aguda crítica a la postura de los medios y los gobiernos occidentales sobre Palestina e Israel.


 

Si nos fijamos en los medios de comunicación en general, parece que siempre se presenta a Israel como una víctima, ¿es esto específico de los medios belgas?

En Bélgica la prensa me parece menos sometida a la presión de los medios sionistas que en Francia, donde la sumisión es total. Esto no ha sido así por mucho tiempo, pero el hecho de que en el pasado Bruselas se declarara capaz de impartir justicia universal contra crímenes cometidos en otros lugares del mundo, ha dejado algunos vestigios de independencia.

Por ejemplo, en Lyon, el alcalde acaba de anular una conferencia con el pretexto de que iba a tomar la palabra Salah Hamouri, abogado franco-palestino expulsado ilegalmente del país donde nació, Palestina. Esto es aterrador. Sin embargo, me sorprendieron algunos periodistas extraordinariamente valientes, sobre el atentado de Jerusalén en el que murieron siete personas, seis israelíes y una ucraniana. 

Tras la tradicional y trillada historia de “un terrorista dispara contra una sinagoga de Jerusalén”, el discurso fue reorientado. Haciendo zapping de un medio de comunicación a otro, nos enteramos de que el ataque había tenido lugar en un asentamiento, por tanto, una zona de ocupación salvaje e ilegal. Fue un primer detalle que nos distanció del “crimen antisemita” que nos querían hacer tragar. Con el paso de las horas, los investigadores curiosos se enteraron de que el abuelo del agresor había sido asesinado en el pasado impunemente por un colono, y que su primo acababa de morir durante la demolición de una casa por el ejército en Jerusalén. Repentinamente, el caso se volvió más complejo: del acto de un bárbaro puro se pasó al de un hombre enloquecido por el destino de su familia. 

El hecho es que la prensa, como nunca habla de la opresión y el “apartheid” de que son víctimas los palestinos, se hace la sorprendida, y cuando se produce una explosión, la muestra como algo inesperado. Ni un solo periódico explica el contexto del estado de guerra que se vive desde hace más de 80 años, desde la colonización británica. A uno le puede parecer brutal, pero el hecho de ocupar una tierra que no es la propia conlleva el derecho a defenderse. Ningún francés se plantea la cuestión de la ocupación cuando, como en Bélgica, el recuerdo de una tierra ocupada no es tan lejano.

El punto de inflexión, el momento en que la “opinión mundial” dejó de apoyar globalmente a Palestina, fue justo después de los atentados del 11 de septiembre. Inteligentemente, los israelíes, ayudados por los estadounidenses, pregonaron que todos los militantes “árabes” eran terroristas. Y Hamás fue incluido en la lista negra. A partir de entonces, pudimos ver cómo las asociaciones abandonaban el campo de batalla junto a los palestinos. En el imaginario de Tel Aviv y Washington, eran cómplices de Daesh. El vocabulario utilizado, llamando terroristas a todos los palestinos, es una forma de descalificar a Palestina y a sus habitantes, un trato que se deterioró tras el 11 de septiembre. Los israelíes, con la ayuda de los estadounidenses, presentaron a todos los palestinos como terroristas. Las manifestaciones que podían verse en Francia a favor de Palestina desaparecieron porque manifestarse a favor de Palestina se había convertido en manifestarse a favor de los terroristas.

 

Blinken es anunciado como mediador, de la misma forma en que a menudo se presenta a Estados Unidos como solución al conflicto, ¿es serio presentar las cosas así?

Todo es humo y espejos, se acabó el tiempo en que los estadounidenses podían tomar una iniciativa, ya todas las cartas están echadas. Y en Estados Unidos, si la comunidad judía sigue siendo poderosa, el peso a favor de Israel y del sionismo se ha visto aumentado por los evangélicos que, en masa, apoyan la colonización de la Tierra Santa. En algunos asentamientos judíos de Palestina, el porcentaje de evangélicos, es decir, “no judíos”, alcanza el 25%. Esto significa que las decisiones de Washington están aún más controladas que antes, y la Casa Blanca cuenta con Netanyahu para mantener a Irán a raya.

Estados Unidos ha permitido que la situación se deteriore hasta tal punto, hacia una extrema derecha supremacista y racista, ignorante de cualquier ley que no sea la suya, que ya nada es posible. Peor aún, el 90% de los jóvenes votan a estos partidos formados por monstruos con una ideología peligrosa. En Israel, los que asesinaron a Rabin, me refiero a esta corriente criminal, están en el poder. Es como si Francia estuviera gobernada por el AOS [Organización del Ejército Secreto] después de que mataran a De Gaulle.

El proyecto es una anexión total de Palestina, una abolición de todos los derechos, un supremacismo que de hecho hace desaparecer la existencia misma de una identidad palestina. El plan sigue siendo la libre distribución de armas, el fin de toda posibilidad de sancionar a los funcionarios y la supresión, de hecho, del Tribunal Supremo. Si tomo un ejemplo de la obra de Brecht: Arturo Ui está en el poder en Jerusalén [1].

 

¿No pueden intervenir otros actores internacionales? ¿Europa, América Latina, la ONU?

De cualquier manera, no sé cómo, pero la “comunidad” internacional va a tener que salir del embrollo de Oriente Medio. En todo caso, no por las visitas de Blinken o Macron. Este horrible caos me da un optimismo de desesperación, esta tragedia provocará un contragolpe. ¿Qué será? Seguramente irá acompañado de mucha sangre.

¿Y la ONU? Reparte puntos negativos de los que el planeta se burla. La ONU se ha pronunciado sobre la ilegalidad del llamado “muro de separación”. También se ha condenado la aplicación de un derecho nuevo que constituye un apartheid. ¿Qué ha pasado? ¡Nada!

En cuanto a la Corte Penal Internacional, está tranquila en La Haya. El fiscal no ha tenido tiempo de investigar los crímenes cometidos por Israel, demasiado ocupado persiguiendo los “abusos rusos” en Ucrania. El Tribunal Penal Internacional es una herramienta política, un arma de guerra para castigar a los débiles y reconfortar a los poderosos. No existe para esta Palestina que está siendo asesinada.

 

Nota:

[1] La Resistible Ascensión de Arturo Ui (Der aufhaltsame Aufstieg des Arturo Ui) es una obra teatral de Bertolt Brecht escrita en 1941. Es una parábola sobre la toma del poder por la derecha radical. La obra está ambientada en el mundo del crimen que se desarrollaba entonces en Estados Unidos, donde vivía Brecht. La figura principal de Arturo Ui es el dictador que tiene un notable parecido a Al Capone.

 

Foto de portada: Oren Ziv y Wahaj Banimoufleh / Activestills

Traducido por Edgar Rodríguez para Investig’Action 

Fuente: Investig’Action

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